Hoy cierro un ciclo de 365 días en los que me embarqué en una aventura única en el mundo del emprendimiento español. Hace un año, me propuse un reto personal: encontrar la mejor forma de ofrecer valor a través de mis redes sociales. No sabía cómo hacerlo ni en qué plataforma, pero tenía claro que debía ser algo auténtico, sin filtros, y transparente.
Fue en una cena con un amigo, Víctor Martín, cuando todo empezó a tomar forma. Él me propuso un desafío: hacer un vídeo diario en YouTube durante un año, sin excepción. Mi primera reacción fue de incredulidad. ¿Estaba loco? Ya llevábamos adelante la mejor agencia de ventas de España, con la que facturamos 7 millones de euros el año pasado, y también impartíamos la mejor formación en cierres y ventas, con más de 100 alumnos que cambiaron sus vidas. Además, viajaba constantemente, cuidaba mi cuerpo y mi bienestar… ¿Cómo iba a agregar un vídeo diario a esta ecuación?
Pero algo resonó en mí. Sentí que este formato encajaría perfectamente en mi vida. Acepté el reto con determinación, consciente de que sería un desafío enorme. Y hoy, 365 días después, aquí estoy, con mi palabra cumplida y mi compromiso realizado. He subido 365 vídeos sin fallar, con más de 4000 suscriptores.
Si algo he aprendido en este proceso es la importancia de cumplir tu palabra. Establecer retos y cumplirlos nos empodera. Cada vez que alguien no cumple lo que promete, se desempodera. En cambio, cuando te propones algo y lo logras, te fortaleces. Por eso, aunque hubo días difíciles, en los que me sentía mal y no quería grabar un vídeo, seguí adelante. Cada día cumplido era una victoria, una muestra de que podía superar cualquier obstáculo.
Hubo días en los que casi lloro frente a la cámara, días en los que estaba exhausto después de trabajar hasta altas horas de la noche, días en los que me sentía vulnerable y expuesto. Pero también hubo días en los que sentí una gratitud inmensa por todo lo que había logrado y por el impacto positivo que había tenido en la vida de muchas personas.
Como dice una canción que conozco, en cada muerte hay un nacer. Y para que algo mejor pueda nacer, este canal debe cerrar. Quiero agradecer a todos los que me han acompañado en este camino, a los que me han apoyado y han estado a mi lado. Gracias por ser parte de esta experiencia, por hacerla posible y por enseñarme tanto en el proceso.
Este no es un adiós, es un hasta luego. Estoy seguro de que nos encontraremos de nuevo en algún otro lugar, en algún otro formato. Hasta entonces, ¡nos vemos!
